Mundial de Escritura 8: Día 2

Ana Carolina de Dobrzynski ✨
3 min readNov 2, 2022

Consigna: En el día dos, María Roda nos propone un juego de traducción. Las reglas son las siguientes: tienen que iniciar un diálogo en tu idioma; traducirlo con el Google Translate a cualquier otro, uno que no entiendan; por último, vuelvan a traducirlo a su lengua materna. Ese es el disparador de sus relatos.

a qué te dedicás
pregunta un hombre que no supo estrecharme la mano
está avergonzado
no lo sabe
tiene
un saco muy caro
una voz genérica
tiene
el auto estacionado en frente
una reunión mañana
una reunión ayer
una reunión en la cabeza
llena de gente que habla muy fuerte pero
todos ellos huelen a siesta
tiene
todas las tarjetas
todos los bancos
los números
los contactos
los escrúpulos
de una persona con miedo de lo que piensa
o de lo que le gustaría pensar
si pensara
tiene
tiene cosas

manejo un ciento treinta
te imaginás
te imaginás si le respondo eso
ojalá
ojalá manejara un ciento treinta
tendría
más dignidad
que cualquiera de sus hijas
con habitaciones beige
y sillones de adorno
tendría
un buen chiste
una reacción confusa
en el medio de su cara
y todo un bondi
estacionado en frente
tendría
todas las tarjetas
todos los boletos
de los que tienen crédito para subir
y de los que no
pero me caen bien
si lo hiciera
tendría
tendría todo

un ciento treinta
preguntaría el hombre que no se tomó la molestia de presentarse
es descortés
nació así
sabe
cuánto cobra la gente
que es mejor que vos
sabe
porque no piensa
porque no le importa
importa cosas
importa en barcos
importa poco quién sos
para un tipo que te dice
pedí lo que quieras paga la empresa
empresa de qué
no sabe mucho
qué hace
sabe
en cambio
y apenas
que un ciento treinta es un colectivo
lo escuchó por ahí
tiene
tiene sus dudas

sí, un ciento treinta
ay ojalá
estuviese yo
así como estoy
pantalón de vestir
en mi mano
la copa tiene lo mismo que la suya
financiada
al contado
por mi propio efectivo
salió
de mi propia billetera
del mismo cuero
que usa él
que usa su hijo
que usa su padre
que reconocería
si se llevara la mano al cinturón
para estar más cómodo
mientras no me entienda
por qué yo
manejaría un ciento treinta
ojalá y así
tendría
tendría de cuero mis butacas también

a qué te dedicas
se le ocurre preguntar a un hombre que no supo qué hacer
cuando una chica
le extendió la mano
y no le dijo su nombre
porque no quiere
qué te importa
te imaginás si le hubiese dicho
ay ojalá
siga sin importarle
sin saber
sin tener
mi ciento treinta
que no lo lleva
a la oficina
a su empresa
a sus habitaciones beige
porque no quiere
porque es mío
y él
que tiene cosas
tiene
no para de tener
todo
menos mi ciento treinta

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